30.3.09

Una educación europea

Éste es el verdadero título del libro de Romain Gary que acaba de publicar como El bosque del odio Galaxia-Gutenberg. Y creo que es un título estupendo, que dice mucho sobre lo que pretende ser el libro (la primera obra del autor francés, del que ya hablé aquí). Es la historia de unos partisanos polacos durante la Segunda Guerra Mundial, pero lo importante no es eso, sino las ideas de fondo, que hablan de qué es ser europeo, como dicen los textos que traduzco a continuación de mi edición de Folio:

"Las universidades europeas han sido la cuna de la civilización. Pero hay otra educación europea, la que recibimos en este momento: los pelotones de ejecución, la esclavitud, la tortura, la violación -la destrucción de todo lo que vuelve la vida hermosa".

"Educación europea, para él [es el título de un libro que escribe uno de los partisanos], son las bombas, las masacres, los rehenes fusilados, los hombres obligados a vivir en agujeros, como bestias... Pero yo acepto el reto. Se me puede decir tanto como se quiera que la libertad, la dignidad, el honor de ser un hombre, todo esto, en fin, es sólo un cuento de niñera, un cuento de hadas por el que uno se hace matar. La verdad es que hay momentos en la historia, momentos como éste en el que vivimos, en que todo lo que impide que el hombre se desepere, todo lo que le permite creer y continuar viviendo, necesita un escondrijo, un refugio. Este refugio, a veces, es simplemente una canción, un poema, una música, un libro. Querría que mi libro fuera uno de estos refugios, que, cuando se abra, después de la guerra, cuando todo haya acabado, los hombres reencuentre su bien intacto, que sepan que se nos ha podido obligar a vivir como bestias, pero que no se nos ha podido obligar a desesperarnos. No hay arte desesperado -la desesperación es sólo una falta de talento".


Contra la barbarie, humanismo y civilización.

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1.3.09

Leo Perutz

Hace mucho tiempo que empecé a leer a Perutz, en los libros que encontraba en la biblioteca, sin saber nada de él, quizás sólo por ser checo. Había en él algo que me atraía, pero tampoco llegaba a satisfacerme por completo. Hace unos años, la editorial Destino rescató algunas de sus obras, que seguían dejándome frío. Y ya casi me olvidé de él, hasta que en mi librería de lance encontré dos obras suyas, las dos en Muchnik, ¿Adónde vas, manzanita?, y De noche, bajo el puente de piedra.

La primera es la historia de una venganza a lo largo de miles de kilómetros. Georg Vittorin, oficial austriaco en la Primera Guerra Mundial, prisionero en un campo ruso, se juramenta con otros oficiales para vengarse de Seljukov, el oficial al mando del campo de prisioneros. Tras la liberación, regresa a Viena, y toda su vida se centra en esa obsesión, lo que le hace abandonar una futura vida fácil y viajar a la Rusia de la guerra entre blancos y rojos, atravesar el frente, ser capturado, relacionarse con los anarquistas, vivir en Moscú, siempre persiguiendo su pesadilla, volver al frente, ser capturado por los blancos, y acabar recorriendo Europa (Estambul, España, Francia) para acabar encontrándose a Seljukov en Viena. Y hasta aquí puedo leer.

El libro podría inscribirse entre las obras de artistas europeos, muchos de ellos de lengua alemana, interesados por la Revolución Rusa, aunque, como muchos de ellos, no la apoya. Rápidamente me vienen a la cabeza El profeta mudo, de Joseph Roth (Montesinos) o El maestro Juan Martínez que estaba allí, de Manuel Chaves Nogales (Asteroide). Y me hace recordar los libros de Bulgákov (en la antigua Bruguera) o de Ilf y Petrov (en Acantilado, magníficamente satíricos).

De noche bajo el puente de piedra cambia de tercio, y se ambienta en la Praga barroca, esa ciudad mágica del emperador alquimista, Rodolfo II. Se compone de una serie de cuentos, en los que a veces se repiten los personajes, que pueden leerse separadamente, pero todos juntos forman una misteriosa novela sobre el emperador, la ciudad, los judíos, la ambición, la venganza... Es lo mejor que he leído de Perutz, quizá por Praga, quizá por el elemento judío, que tanto me atrae. Rabinos, almas, violinistas (sin tejado), ricos prestamistas... sólo falta, afortunadamente para el resultado final, el Gólem, que tanto rendimiento ha dado en la leyenda y la literatura.

Habrá que seguir leyendo a Perutz.

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