11.10.06

Libros, libros, libros...


Qué extraña es la relación de un lector habitual con los libros: normalmente bibliófago, en ocasiones los libros se convierten en esos viejos amigos a los que se abandona, no se sabe por qué, por otra gente que pasa por tu vida. Pero siempre se vuelve. Eso me ha pasado; después de un mes en que tan apenas he abierto un libro, ni siquiera los he comprado para leerlos más tarde, de repente me doy cuenta de que me falta algo, y me compro varios y los pongo en el montón de lectura, y no veo el momento de abrirlos, olerlos, casi lamerlos (ya he dicho que soy bibliófago). Ahora están esperándome tres que espero serán buenos amigos: Escenas de la vida burguesa, de Joseph Roth, del que espero escribir algo; Nuevo elogio de la locura, de Alberto Manguel; y Los hemisferios de Magdeburgo (Salón de pasos perdidos 8), de Andrés Trapiello. Bueno, os dejo (que los viejos amigos, como las antiguas amantes, son celosos del tiempo que se les dedica) con un cuadro de un pintor que creo poco conocido por aquí, Theodore Roussel, que se titula Reading Girl, y que puede que simbolice el deseo de todo lector: que no haya nada entre la lectura y él. Saludos