"La felicidad sólo es una cuestión de orientación. Es decir, quien es feliz no ve el lado oscuro de la realidad. Sus ganas de vivir ahogan el sonido de la martilleante carcoma de la conciencia de la muerte. Olvida que no está caminando, sino cayendo. Va como anestesiado. Por eso resulta casi indecente que alguien nos pregunte cómo estamos. Es de tan mal gusto como si una manzana se dirigiera a otra con la pregunta: "¿Qué tal les va a los gusanos que le entraron a usted por culpa de la picadura de aquel insecto?" O como si una brizna de hierba le preguntara a otra: "¿Qué tal se marchita usted? ¿Cómo se encuentra su querida putrefacción?" (...) La pregunta por el bienestar refuerza en el hombre la conciencia de su propia muerte, frente a la que yo, como enfermo que soy, me siento especialmente indefenso".
(en Gustav Janouch, Conversaciones con Kafka, Destino, 2006, traducción de Rosa Sala)
Interesantísimo. Qué lucidez.
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por la cita.