Han sido muchas palabras, tapas, paseos, cenas, conversaciones, cervezas, sin orden ni concierto, como sucede en una buena tertulia de gente que ya se conoce. Libros, películas, ciudades, expresiones aragonesas y pucelanas, creando una trama para ayudarnos a tener algo en común más allá de la suprema generosidad de Joserra.
Ya se ha marchado. Ha habido planes para el próximo encuentro, que preveo tan concentrado y paseado como éste. No voy a repetir el final de Casablanca, por lo obvio, pero podría ser una buena continuación para esta amistad.
La próxima vez que venga ese tal Joserra, me lo dices, parece alguien interesante :-)))) En cuanto al tal Julio, tendré que hablar con él, me parece que hay un conflicto de personalidades, jejeje.
ResponderEliminarA cuidarse.
Siento el retraso en la entrada, pero hasta hoy no he llegado a casa por culpa de eso que llaman Talgo que des)une directamente Zaragoza y Valladolid.
ResponderEliminarQué noche la de aquel viernes. Jamás os olvidaré, pero no me refiero a vosotros, adorables anfitriones Alfonso y Julio, sino a aquel cabrito magnífico, la no menos jugosa y sensual rubia de La tabernilla del blues (o como se llame, porque no estaba yo entonces para recordar tales detalles), tantas cervezas de trigo, el Circo y su tortilla, Babel y su excelente cocina (simpática era la camarera, desde luego), esos libros guarros que se leen con una mano (sigo leyendo con dos, qué manía la mía), ese futon que cada noche me esperaba tras largos e inolvidables paseos por la ciudad, tan inolvidables y largos como esas escaleras que superaba en piadosos silencio hasta alcanzar el cuarto piso), ese locutorio en el que -momento inolvidable- alguien a mis espaldas me envió un emilio para recordarme, cómo no, que estaba muy cerca de mi...
También a vosotros, Alfonso y Julio.
Hala, pues :)
No queda nada más que añadir, que joserra ya lo ha dicho todo. ¡Qué cabrito! (él, no el bicho)
ResponderEliminarNos vemos
Recordar es uno de los privilegios de la amistad. Un saludo, Joserra y Narrow
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