Durante una treintena de años más o menos (1880-1910), los Estados Unidos fueron el sueño de muchos europeos perseguidos, miserables y marginados: italianos del sur, judíos centroeuropeos, campesinos rusos o alemanes... Algo que volvió a pasar en los años 30 y 40 con los emigrantes políticos presionados por el régimen nazi. Pero ese paraíso en la tierra mostró muchas veces que no era tal, y la novela europea y americana lo han recogido en muchas ocasiones.
Hoy hablo de dos historias de emigrantes a los Estados Unidos, de dos autores contemporáneos. La primera, recién acabada de leer, es Vita, de Melania G. Mazzucco (Anagrama), y me ha captado desde el primer minuto como hacía mucho que no me pasaba con una novela. Situada a principios del siglo XX, de 1903 a 1912, cuenta la historia de Diamante Mazzucco y Vita Mazzucco, unos niños cuando llegan al "paraíso". A través de su infancia y adolescencia, y de su historia de amor, descubrimos los barrios bajos de Nueva York, donde los emigrantes italianos, la Mano Negra, Enrico Caruso, la vida de los trabajadores de las compañías ferroviarias, los inicios del cine...; incluso aparece un cómico de tercera fila llamado Charles Chaliapin, o Chaplin (otro emigrante). Pero la obra no es sólo una novela, sino la reconstrucción de la vida que el abuelo de la autora, Diamante, llevó como emigrante en América, con documentos de todo tipo, algunos recogidos en fotografía en la novela, rebuscados en bibliotecas y registros de dos continentes; también es la vida de su padre y su familia en la posguerra y los años 60 y 70; también es la campaña aliada en el sur de Italia a lo largo de la Línea Gustav, en torno a Minturno y Tufo, los lugares de los Mazzucco, en los que participa un capitán de ingenieros americano que se llama Dy Mazzucco... Y todo presidido por la apasionante personalidad de Vita (Vitarella), que es algo más que un personaje: es la vida.
Hoy hablo de dos historias de emigrantes a los Estados Unidos, de dos autores contemporáneos. La primera, recién acabada de leer, es Vita, de Melania G. Mazzucco (Anagrama), y me ha captado desde el primer minuto como hacía mucho que no me pasaba con una novela. Situada a principios del siglo XX, de 1903 a 1912, cuenta la historia de Diamante Mazzucco y Vita Mazzucco, unos niños cuando llegan al "paraíso". A través de su infancia y adolescencia, y de su historia de amor, descubrimos los barrios bajos de Nueva York, donde los emigrantes italianos, la Mano Negra, Enrico Caruso, la vida de los trabajadores de las compañías ferroviarias, los inicios del cine...; incluso aparece un cómico de tercera fila llamado Charles Chaliapin, o Chaplin (otro emigrante). Pero la obra no es sólo una novela, sino la reconstrucción de la vida que el abuelo de la autora, Diamante, llevó como emigrante en América, con documentos de todo tipo, algunos recogidos en fotografía en la novela, rebuscados en bibliotecas y registros de dos continentes; también es la vida de su padre y su familia en la posguerra y los años 60 y 70; también es la campaña aliada en el sur de Italia a lo largo de la Línea Gustav, en torno a Minturno y Tufo, los lugares de los Mazzucco, en los que participa un capitán de ingenieros americano que se llama Dy Mazzucco... Y todo presidido por la apasionante personalidad de Vita (Vitarella), que es algo más que un personaje: es la vida.
La otra historia es Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, de Michael Chabon (DeBolsillo). El joven Josef Kavalier, judío de familia burguesa, admirador y practicante de las artes de Houdini, huye de Praga durante la ocupación nazi en el sepulcro del Gólem. Estos capítulos iniciales son fascinantes como pocos que se puedan leer. Una organización secreta lo lleva a Estados Unidos, a casa de su tía, donde conocerá a su primo Sammy Clay (Klayman). Los dos buscan triunfar, Sammy por el dinero, y Josef para poder salvar a su familia y llevarla con él a América. Serán los cómics de superhéroes los que los aproximen a la cumbre, donde podrán relacionarse con gente del arte, como Dalí. En principio, serán superhéroes antinazis (de joven leí algunos de esos cómics), y poco a poco tendrán que ir evolucionando. Pero Kavalier no podrá cambiar. Por en medio, una preciosa historia del cómic, otra historia de amor (cómo no), un rival nazi terrorista (e información sobre los nazis americanos)... y de nuevo el Gólem. Una gran novela americana que, a pesar de su extensión, se lee en dos tiradas.
Fracaso y ¿triunfo? en dos novelas de europeos trasterrados. Como me he ido convirtiendo en un ignorante en literatura española, no sé si habrá algo semejante en nuestra literatura o la hispanoamericana. Ya me enteraré.
Voy tomando nota para posibles lecturas navideñas :)
ResponderEliminarCreo que a ti te gustará más el de Chabon; si no lo encuentras por Barna, sé dónde conseguirlo. Un beso. (Gracias por agregarme a tu blog).
ResponderEliminarAl leer esta entrada y El sueño americano, me recuerda al libro que estoy leyendo después de muchos años "Las uvas d ela ira". Queda plasmado perfectamente lo que es El sueño americano.
ResponderEliminarVendré a visitarte.
Gracias por tu comentario, Camy; espero seguir viendote por aquí. Por supuesto que la gran verdad sobre ese sueño está en las novelas sobre la Gran Depresión (pequeña, al lado de la actual)y sobre la explotación en los EE. UU. Un saludo
ResponderEliminarUy, esto parece un "Al salir de clase", ya tengo los dos en el disparadero para las navidades, así que ya veremos.
ResponderEliminarsalud y saludos