Uno, quizá por su carácter (aunque a veces por su formación también), es muy puñetero con determinadas quisicosas de las traducciones; para muchos, son tonterías, pero en ocasiones impiden la comprensión a un lector desavisado, como me sucedió con aquel grueso (y caro) tomo de historia medieval que hablaba del "imperio otomano" bajo un mapa del Sacro Imperio Romano Germánico (Alemania medieval, para que nos entendamos), cuando tenía que decir "imperio otoniano" (es decir, de los Otones, los tres emperadores que se llamaron Otto u Otón).
Lo mismo me ha sucedido a lo largo de varias lecturas, que culminan en la nota que escribo. Creo que en el mismo grueso tomo, y en otro de igual calado, en varias ocasiones se llamaba "suevos" a los soldados de los Hohenstaufen en la Italia de los siglos XII y XIII, lo que no puede ser, pues "suevos" fueron los pueblos germánicos asentados entre el Rin, el Danubio y el Elba desde comienzos de nuestra era, algunos de los cuales emigraron y fundaron un reino germánico en el noroeste de la península Ibérica durante los siglos V y VI. Obviamente, ambos gruesos tomos querían decir "suabos", pues los emperadores Hohenstaufen procedían de Suabia, antigua región alemana (prescindiremos aquí de la casualidad etimológica que precisa que el nombre de Suabia proviene de los suevos o suebi, en latín).
Ya estaba olvidando esta coincidencia, cuando en Una infancia siciliana, de Fulco di Verdura (editorial Parténope), memorias escritas en inglés de este noble palermitano, el autor comenta que, siendo niño, le regalaron trajes de carnaval: "el de cowboy, el de suabo, el de la Legión Extranjera, y otros por el estilo". Y empiezo a preguntarme cómo sería un disfraz de "suabo", quizás parecido a la imagen del bávaro con jarra de cerveza...
Seguramente, el autor quiso decir de "zuavo", nombre dado a diversos regimientos de infantería del ejército francés originarios de Argelia, en concreto, de la tribu bereber de los zwawa, característicos por su vestimenta peculiar, y que se extendieron a otros ejércitos tras las aventuras imperiales de Napoleón le petit, lo que está más en consonancia con el exotismo del traje de cowboy o de la Legión Extranjera (en las películas, normalmente se hace vestir a los legionarios con traje de zuavo). Obsérvense las diferencias en las imágenes superiores: a la izquierda, idealización de un guerrero suevo; en el centro, soldados de Federico II Hohenstaufen (de Suabia); y, a la derecha, un zuavo. No sé si las imágenes valen más que las palabras.
(Quizá pudiéramos evitar estos problemas si los traductores fueran siempre profesionales, bien pagados y con tiempo para revisar los textos; hay mucho aficionado, al que le pagan a euro la página y todo tiene que estar traducido "para ayer").
¡Qué casualidad! Hoy, en el Cultura(s) de La Vanguardia, Ruiz-Domènec comenta la última novela de Umberto Eco, donde se ha deslizado también "suevos" por "suabos" ("svevi", en italiano).
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