"El Romanisches Café se encuentra frente a la Iglesia del Recuerdo y está dividido en una sección de nadadores y otras de no nadadores (1). Los nadadores se sientan a la izquierda de la puerta giratoria. Los no nadadores a la derecha. el Romanisches Café está muy sucio. En primer lugar, y a pesar de sus grandes ventanales, porque hay mucho humo, como corresponde a una morada del espíritu; en segundo lugar está sucio por los modales de sus habitantes, que sin recato alguno arrojan al suelo los restos del tabaco. En tercer lugar, la suciedad se debe a la inaudita frecuencia de visitantes. Pues este café es un hogar. Húngaros, polacos, yugoslavos, rusos, checos, eslovacos, rutenos, daneses, bohemios, austríacos, bálticos, letones, lituanos, servios, rumanos y el gran enjambre de judíos que, procedentes del Este, acuden al Berlín del gran espíritu, todos ellos encuentran allí a compatriotas. Porque así es Berlín: en las estadísticas de extranjeros interesa
sobre todo el número de americanos, pero en realidad son sobre todo gentes del Este las que acuden a esta ciudad, aunque alguna vez haya que consignar la llegada de un par de holandeses y daneses. A estos se les presta menos atención. Pero Berlín se encuentra a cien kilómetros de la frontera polaca. Berlín es un arrabal del noreste, como Viena lo es del sureste. Berlín no es una capital chic, como París, o Roma, o Londres, adonde acuden ingleses, americanos, españoles y franceses for sightseeing, destino tal vez de un trip en primavera o en la season. A Berlín se llega del Este buscando un trabajo, para hacer música, o una película, para pintar, hacer teatro, escribir, dirigir un espectáculo, esculpir, para vender coches, o cuadros, o un solar, un inmueble, alfombras, antigüedades, para abrir una tienda, una zapatería, una tienda de ropa o de perfumes, para pasar hambre y para estudiar. Y todos pasan por el Romanisches Café, primero por el sector de no nadadores, y luego por el de nadadores".
(1) "Con estos términos se distinguía a los artistas consagrados de los que no lo eran".
(Gabriele Tergit, Käsebier conquista Berlín, editorial Minúscula)
sobre todo el número de americanos, pero en realidad son sobre todo gentes del Este las que acuden a esta ciudad, aunque alguna vez haya que consignar la llegada de un par de holandeses y daneses. A estos se les presta menos atención. Pero Berlín se encuentra a cien kilómetros de la frontera polaca. Berlín es un arrabal del noreste, como Viena lo es del sureste. Berlín no es una capital chic, como París, o Roma, o Londres, adonde acuden ingleses, americanos, españoles y franceses for sightseeing, destino tal vez de un trip en primavera o en la season. A Berlín se llega del Este buscando un trabajo, para hacer música, o una película, para pintar, hacer teatro, escribir, dirigir un espectáculo, esculpir, para vender coches, o cuadros, o un solar, un inmueble, alfombras, antigüedades, para abrir una tienda, una zapatería, una tienda de ropa o de perfumes, para pasar hambre y para estudiar. Y todos pasan por el Romanisches Café, primero por el sector de no nadadores, y luego por el de nadadores".
(1) "Con estos términos se distinguía a los artistas consagrados de los que no lo eran".
(Gabriele Tergit, Käsebier conquista Berlín, editorial Minúscula)
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