20.8.08

Italia (1): El paraíso en forma de librería

Borges concibió un infierno matemático bajo la forma de una biblioteca, pero algunos creemos que nuestro paraíso tiene la forma de una enorme librería o biblioteca. Y estos días en Milán he encontrado alguno de esos paraísos. No es sólo que los italianos editen bien (que lo hacen), que editen a autores que por aquí nunca veremos (que también), sino que todavía tienen el sentido de lo que es una gran librería clásica, con sus dependientes que saben lo que tienen, con su mimo al material (que nunca está doblado o golpeado, como sucede habitualmente por estos lares). Si habéis visto Laie o Central de Barcelona, es la idea, pero todavía son mayores las librerías que vi.

La que más me gustó fue Hoepli, en la calle del mismo nombre (¿aquí hay calles con el nombre de un librero?), inmensa, deliciosa, absorbente, orgásmica: seis plantas de librería, seis. Curiosidad: había toda una estantería de libros sobre relojes... Te puedes perder un buen rato por sus pasillos, tienen todas las colecciones posibles. Además, Mondadori, Feltrinelli (si no tienen el libro y lo encargas, te hacen descuento), Il libraccio (que no vi, pero me contó Julio). FNAC era lo más normalito que había, pero tenía una buena cafetería, que tampoco está mal. Otra que me gustó mucho fue Rizzoli, en la Galería Vittorio Emmanuelle II, en la que, aparte de los libros, había un montón de marcapáginas estupendos, y baratos.
Y los libros... Me quedo con las ediciones de Adelphi, pero cualquier editorial italiana es maravillosa, con libros flexibles, cómodos de leer, con buenos márgenes y letra. Y, algo para mí muy importante, los libros de los clásicos grecolatinos siempre son bilingües y baratos (pobre Biblioteca Clásica de Gredos, con el esfuerzo que hace y lo poco que se compra). Incluso en la estación de tren de Pavía pude comprar un Horacio bilingüe y con introducción y notas por ¡seis euros! Claro, ellos inventaron el negocio...
Quizá los italianos tengan un mayor sentido de la palabra cultura: hasta en ciudades pequeñas o medianas, como Pavía o Bérgamo, hemos visto más de tres librerías bien surtidas (buscad el equivalente español en ciudades de entre setenta y cien mil habitantes); en todos los metros se lee, pero no sé si más que en el de Milán, donde, junto a las máquinas expendedoras de refrescos o dulces, las había también de libros (me han dicho que en Barcelona también las hay, pero Barcelona es caso aparte en este país). En fin, Italia...

3 comentarios:

  1. Seguiremos con el tema otro día, y enhorabuena por la entrada. Una pena que no haya más música de este reverendo

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  2. Ya la buscaremos, que todo se encuentra...

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  3. Comparto completamente tu opinión. Florencia, una ciudad que es casi un tercio de Sevilla en habitantes, tiene un buen número de librerías completísimas.Quizás la única ciudad donde no he visto librerías sea Carrara, pero , claro, se trata de una localidad con un nivel de vida muy bajo

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