11.8.09

El Santo Bebedor

Por fin he visto La leyenda del Santo Bebedor, película de Ermanno Olmi basada fielmente en el relato homónimo de Joseph Roth. Y me ha gustado, aunque es una película morosa, escasa en palabras, muy visual. Pero Rutger Hauer compone a la perfección al protagonista, Andreas, ese "santo bebedor", desesperado y a la vez vital. Es difícil hacer una película de dos horas con un relato de setenta páginas (con letra grande y espaciada; editado por Anagrama), pero Olmi lo consigue a la perfección, rellenando los huecos y silencios del relato con algunos flashbacks que no entorpecen la acción, y posando su mirada sobre lugares, objetos y personas de la ciudad de París. Y además muestra todas las ideas del relato de Roth: los milagros o casualidades (el azar siempre), la amistad, la emigración, los espejos, el ascenso y caída (realmente, es una historia en la que vemos un viaje por los infiernos...), los poderes mágicos del alcohol...; únicamente falta el cine. Y sólo dos cambios: el amigo Kaniak es boxeador en la película, mientras que en el relato es futbolista; y en la película siempre beben vino, pero en el texto es absenta, la mágica absenta de los modernistas, el alcohol que toma Andreas.
De todas formas, lo mejor de la película es que me ha hecho releer el relato casi inmediatamente.


Para saber algo más de Roth, Acantilado acaba de reeditar precisamente El santo bebedor. Recordando a Joseph Roth, de Géza von Cziffra (antes lo había publicado la editorial asturiana Trea), conjunto de anécdotas divertidas y sabrosas (y que alguno que yo conozco todavía no ha comprado).


Por último, de Ermanno Olmi también ha publicado Libros del Asteroide Chico de Barrio, memorias de su infancia y adolescencia en Milán durante la Segunda Guerra Mundial (y que debí nombrar en la entrada anterior), que no está mal, pero tampoco es apasionante.


Otra vez Roth.

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