Egon Erwin Kisch
"Kisch era natural de Praga, donde se había hecho célebre, siendo aún joven, como cronista criminal y escritor de relatos breves sobre ladrones y prostitutas. Su primer libro, Der Rasende Reporter (El periodista loco), se convirtió en una obra clásica del periodismo alemán; a ella siguió una serie de libros de viajes por China, América, Australia y el Asia soviética, todos ellos escritos desde el punto de vista comunista, pero centelleantes por su colorido y chispa. Tenía entonces alrededor de cincuenta años y era un hombre bajo, grueso, de abdomen prominente, pero aún muy atractivo para las mujeres, por su rostro alegre y moreno y sus encantadoras maneras. Sentía inclinación por las muchachas muy jóvenes, a quienes conseguía hechizar con su arte acabado de conatra anécdotas (...). También era un aficionado a los juegos de magia y ponía en práctica trucos para leer el pensamiento, en combinación con su mujer (...).
En su actitud respecto de la política Kisch era un cínico completo. Siempre evitaba verse envuelto en alguna discusión, diciendo la siguiente frase:
- Yo no pienso, Stalin lo hace por mí.
Y, en tales ocasiones, se apartaba con expresión muy seria; habitualmente tal actitud determinaba que se creara un tenso silencio, al que seguía un rápido cambio de tema. También era inventor de un juego de salón, una nueva variante del juego de caballitos que se hacen correr a lo largo de una pista, de acuerdo con los números que señalaban los dados arrojados, sólo que en el de Kisch no se trataba de una carrera entre caballos, sino entre funcionarios del Partido; en lugar de caer en una zanja o de derribar una valla, los participantes eran sometidos a una purga, por desviaciones trostkistas; expulsados, por desviaciones bujarinistas, etc. Resulta difícil explicar cómo conseguía salir bien de todo esto; supongo que ello se debía, en parte, a que Kisch era una de esas personas irresponsables a las cuales se les perdona todo, y en parte a que su popularidad era un elemento de éxito que el Partido Comunista alemán podía exhibir entre los intelectuales y simpatizantes de la causa; (...).
Oculto detrás de la máscara de cínico humorismo era en verdad un hombre fatigado y desencantado, que no conservaba ninguna ilusión con respecto al Partido y menos aún por el mundo en general. De todos modos, ya se sentía demasiado viejo para volver sobre sus pasos y comenzar todo de nuevo (...). Murió de un ataque cardíaco en la ciudad de Praga, en donde había nacido." (Arthur Koestler, Autobiografía. 4. El destierro, Alianza editorial).
Actualmente, de E. E. Kisch sólo tenemos traducido De calles y noches de Praga, una recopilación de artículos sobre cafés, callejones y personajes praguenses, que editó Minúscula.
Etiquetas: comunismo, E. E. Kisch, exilio alemán, Koestler
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