19.4.08

¡Arde, novela! (Romain Gary)

Hacía mucho tiempo que no leía ninguna novela francesa; algo en esa literatura me hace no congeniar con ella (Borges decía que los franceses escriben pensando qué lugar van a ocupar en la historia de la literatura). Pero la aparición en las librerías de una serie de novelas de Romain Gary me ha hecho cambiar de postura: llevo leídas seis de sus novelas, y aún me quedan algunas más en la recámara (no es una broma macabra -o sí- con la vida del autor).
Se llamó Romain Kacew, y nació en el Imperio Ruso en 1914, de familia judía. Abandonado por su padre, su madre lo llevó de un lugar a otro (Lituania, Polonia) hasta instalarse en la Francia que adoraba, en Niza. Necesitado de ser un niño prodigio ante la presión materna, pronto se dedicó a la literatura, y adoptó el seudónimo "Romain Gary" (Romain = roman = novela, en francés, y gary = arde, en ruso). Estudió derecho, y la Segunda Guerra Mundial le llegó cuando hacía el servicio militar en aviación. Huyó al norte de África y luego a Inglaterra para unirse a De Gaulle y seguir la lucha contra los nazis; sirvió en Europa y África, estuvo a punto de morir de fiebres y publicó su primera novela, Una educación europea, en 1944.
Tras la guerra, trabajó en la diplomacia francesa, en la ONU, en EE. UU., Hispanoamérica y Gran Bretaña, mientras se convertía en un autor de éxito (es el único francés que ha ganado dos veces el Premio Goncourt). Se casó dos veces, la segunda con la actriz Jean Seberg. Cuando ella se suicidó en 1978, Gary cayó en una profunda depresión que le hizo pegarse un tiro en 1980. A veces pienso que fue una especie de Hemingway francés, pero más humano.

De sus obras, aunque fue bastante editado en su momento, sólo siete se pueden encontrar ahora en español; cada una de ellas es una pequeña obra maestra, escritas desde una profunda humanidad y un terrible humor; además su variedad de estilos hace que, en ocasiones, parezcan obras de diferentes autores: Gary vivió la desintegración del yo a través de diferentes seudónimos y deconstrucciones de su personalidad.
DeBolsillo ha publicado cuatro de estas obras: Las raíces del cielo, su primer Goncourt, una obra ecologista avant la lettre (todavía no la he leído, pero pronto la comentaré); La promesa del alba, tierna y divertida autobiografía que gira en torno a la fuerte personalidad de su madre, y que abarca hasta la victoria en la guerra, con momentos inolvidables como la búsqueda de seudónimo literario, su cazadora de cuero de aviador, o la madre en el mercado de Niza; y de las novelas que publicó bajo el seudónimo de Émile Ajar, La vida ante sí (ya hablé de ella aquí), y La angustia del rey Salomón, sobre la vejez, la humanidad, el rencor y el amor.
Otras novelas en español son Lady L. (El Cobre), en la que una vieja gran dama de la sociedad británica nos cuenta su pasado como prostituta y anarquista; Próxima estación: final de trayecto (Demipage), de nuevo sobre la vejez y el amor, con su toque de sicoanálisis y fantasías sexuales; y Mimos (Vaivén), la historia de un estadístico que se compra una pitón para sentir un contacto físico que falta en su vida. Además, se pueden conseguir, buscando en Internet, los cuentos de Los pájaros van a morir al Perú (Bruguera) y La exhalación (Emecé), novela de ciencia ficción con el Vaticano y las grandes potencias metidas en una intriga científica.
En francés he leído La danse de Gengis Cohn (folio), terriblemente divertida y extraña: un dibbuk o espíritu, el del humorista judío Gengis Cohn (con = tonto, gilipollas, en francés), asesinado por los nazis, se apodera del cuerpo de su asesino, ahora comisario de policía en la ciudad de Licht (luz), donde se están comentiendo asesinatos en masa en el bosque de Geist (espíritu); sólo reproduzco dos fragmentos para dar una idea de la novela, por lo demás alegórica:

"Dicho esto, yo no creo en absoluto en el renacimiento del nazismo en Alemania. Ya encontrarán otra cosa".

"En esta época, la prensa alemana estaba llena de relatos de atrocidades cometidas por los salvajes simbas, en el Congo. El mundo civilizado estaba indignado. Claro: los alemanes tenían a Schiller, Goethe, Hölderlin, los simbas del Congo, no. La diferencia entre los alemanes herederos de una inmensa cultura y los simbas incultos es que los simbas se comían a sus víctimas, mientras que los alemanes las transformaban en jabón. Esta necesidad de limpieza es la cultura".

El lenguaje es uno de los elementos clave en la obra de Gary, especialmente en las novelas firmadas como Ajar: en Mimos, el lenguaje gira y se enrosca como la pitón que da título a la obra; en La vida ante sí, o en La angustia del rey Salomón, la voz de los personajes populares los caracteriza plenamente y es la que nos guía por la novela.
Y el humor, un humor de raíz judía, cínico, hiriente, infantil. Y en ocasiones, muchas ocasiones, dirigido contra el propio autor y sus obsesiones.
Humano, demasiado humano.


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