26.11.06

Ciudades imaginarias


Estoy leyendo Mi Lvov, de Józef Wittlin, un ensayo autobiográfico en torno a su ciudad. Iba a inaugurar una colección sobre ciudades imaginarias, es decir, aquellas ya desaparecidas (no físicamente) y sólo guardadas en la memoria. Son muchas las categorías de ciudades que despiertan nuestra imaginación: las desaparecidas en el tiempo, como esta Lvov (antes Lemberg, ahora Lviv), de la que también habla Adam Zagajewski en su Dos ciudades (que leeré pronto); las imaginadas por deseadas, como todas aquellas a las que vamos a viajar, y cuyos callejeros recorremos con el dedo y con la imaginación; las que forman parte de nuestro imaginario, aunque ya las hayamos visitado o todavía no (Lisboa, Londres, Praga, quizá Cracovia, Tallinn, Petersburgo...); o las míticas, como aquella Iram de las Columnas de las Mil y una noches representada en la terrible ciudad de un magnífico cuento de Borges, "El inmortal", o como Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. Algo tienen las ciudades, que dan forma a nuestro pensamiento (ver Baudelaire o Walter Benjamin)
La imagen es de Xul Solar, un excelente pintor argentino del que se puede encontrar bastante en la red

22.11.06

La aventura de poder leer


Algo tiene que ver esto con lo que dijo el amigo Julio en julionarrow.blogspot.com. Llevo un rato, como tantos otros perdidos, buscando libros que me interesan, pero es casi imposible encontrarlos, a pesar de la red. ¿Qué sucede? En unas ocasiones, las librerías ya no tienen el libro que salió el mes pasado (claro, no me refiero a seudonovelas de misterio histórico superventas): pues lo encargas, y no te lo traen. Cuando tienes un librero de confianza, te cuenta que si esa editorial no tiene distribución, que si hacen papel con los libros "viejos", que si el distribuidor también lleva distribución de otros productos que le rentan más... Bueno, vamos a una biblioteca pública, que ahorramos dinero y espacio en casa: no lo tienen, pero sí el último libro del político o famosillo de turno, o diez libros de pilates, o... ¿Qué hacemos? ¿Nos ciscamos en que el sector "cultural" dé beneficios? ¿Cómo puede ser que se edite tanto (o sea, que dé dinero publicar), y que no llegue a los interesados? Al final, leer se convierte en una aventura difícil, de sentido único: el que nos quieren imponer. Y lo mismo podríamos decir de los discos o el cine.
No desisto, de todas formas. En Zaragoza tengo dos excelentes librerías con verdaderos libreros, preocupados por el cliente y sus necesidades bibliofágicas: Antígona (gracias, Pepe) y Cálamo (gracias también, Paco & cía), que hacen lo que pueden y más. Si no, un viajecito a Barcelona, a Laie o La Central (hay que hacer un monumento a estos libreros). Y en la red, iberlibro.com.

Para relajar, ahora oigo Fingerpickin, de Wes Montgomery.

Saludos